campañas publicitarias “verdes”, lo único que importa es que cada, pongamos, cinco añostengas que volver a adquirir nuevamente todo lo que tienes. Esta es la realidad actual. Un instrumento de este nivel sobrevive al constructor y al propietario del mismo. Es otro mundo que funciona con una lógica distinta a la que estamos acostumbrados. Si tuviese que resaltar una constante en mi trabajo sería la voluntad de crear, en cada ocasión, un instrumento que suene y que sea hermoso. El violín es fundamentalmente un objeto que debe reunir unas afortunadas propiedades acústicas, pero me gusta que sea también un objeto bello. Cuando tengo delante un violín en blanco, antes de barnizar, lo concibo como un lienzo, como una obra pictórica para cuya realización debo pactar con las características intrínsecas de aquella pieza de madera. Y en todo ese propósito existe siempre una cierta dosis de insatisfacción. Siempre tengo la sensación de que podría haber hecho algo mejor. Y ese, por supuesto, es un buen pretexto para seguir adelante. Y esta honestidad y compromiso con el trabajo bien hecho, tienen que convivir con el necesario reconocimiento tanto a nivel económico como social de mi labor. Son muchas variables que tienes que hacer convivir juntas.

¿EXISTE UN FORMATO ESTÁNDAR EN LAS MEDIDAS DE UN VIOLÍN?
El violín es el instrumento más cerrado en cuanto a variabilidad de todos los de cuerda. Existen violas de distintos tamaños y se han realizado numerosos experimentos intentando introducir modifi caciones en formas y medidas. Con los violines, cuando lo hablamos entre luthiers de un formato “grande” o uno “pequeño” podemos estar refi riéndonos a una diferencia de 3 mm. La longitud media del cuerpo suele ser de 355 milímetros y las variaciones alrededor de esta cifra, son muy pequeñas. Son variaciones que el ojo profano o incluso el de muchos violinistas no percibe. Lo que hace muy particular al violín es que se trata de un objeto que prácticamente no ha sufrido ninguna variación en 400 años. Y curiosamente, la variación más relevante producida, que fue la transformación del montaje barroco al montaje moderno,actualmente, en muchos casos, está siendo revertida a sus orígenes.

LA MODIFICACIÓN DE TAMAÑO ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS APORTA?
Este es un punto que genera muchas controversias, así que yo te daré mi opinión al respecto. Primero de todo quiero puntualizarte que existen violines de tamaños inferiores pero que son utilizados con fi nes educativos, es decir, de forma habitual se empieza a tierna edad en el estudio del violín y la anatomía de un niño/a no permite poder coger de forma correcta un violín de cuatro cuartos por lo tanto se realizan construcciones a escala llamadas de 2/4, 3/4 y fi nalmente el 4/4 o completo. Un violín menor difícilmente puede llegar al nivel sonoro de uno superior, ni en calidad ni en potencia. Pero una vez llegamos a las proporciones del 4/4, las ligeras modifi caciones en tamaño no siempre dan como resultado aquello que parecería lógico. Quiero decir que un aumento de unos pocos milímetros en el cuerpo de un violín, no necesariamente da como resultado una mayor potencia de sonido. La acústica del violín es algo extremadamente complejo, que es el resultado de un sinfín de variables que se relacionan con las propiedades de las piezas de madera que intervienen, con el diseño, con las dimensiones, con los grosores de cada pieza, con el diseño y dimensión de los orificios (efes) y con muchos otros elementos que se interrelacionan entre ellos y que condicionan la emisión, la transmisión y la proyección de las ondas acústicas. Y en este proceso se producen fenómenos curiosos, que obedecen a principios físicos y en virtud de los cuales, dos más dos, no siempre son cuatro. A veces son 3, o a veces son 7. Te pongo un ejemplo curioso, que podríamos situar en el ámbito de la física recreativa, pero que considero muy revelador. En algunas de las antiguas estaciones de metro de Barcelona, que solían tener forma de elipse y alicatadas por completo, se observaba un fenómeno acústico interesante. En las elipses se describen dos puntos, llamados “focos”, situados sobre el eje mayor, cada uno de los cuales se encuentra próximo a ambos extremos de la elipse. Estos puntos, situándonos en la estación de metro, se situarían, más o menos, en el centro de cada una de las dos plataformas en donde esperan los peatones. Pues bien, si te ponías en un punto que se correspondía con un foco de la elipse y en la plataforma de enfrente había alguien conversando en el punto que se correspondía con el otro foco, se podía escuchar con una claridad sorprendente la conversación. Pero lo más sorprendente era que, si avanzabas unos pasos –y por tanto te salías de foco aunque estuvieras más cerca de aquellas personas, no podías escuchar nada. Este es el tipo de fenómenos físicos que se producen dentro del instrumento, que interfi eren entre ellos, cómo interfieren entre ellas las vibraciones del fondo del violín con las tapa del mismo. En un violín, las tapas y los fondos se afi nan. Es una prueba acústica que consiste en golpear suavemente los llamados “centros nodales” del mismo. Existen diversos, aunque generalmente se trabaja con los nodos 1, 2 y 5.

¿Y QUÉ BUSCAS EN LA RESPUESTA SONORA? ¿EL MISMO TIMBRE? ¿COHERENCIA?
Coherencia, el mismo timbre no. La relación coherente sonora del fondo con la tapa es vital y fundamental en mis realizaciones. Tomo nota de todos los resultados para estudiarlos una vez el instrumento ha sido terminado y así seguir estudiando y aplicando el conocimiento. Evidentemente esto es una parte importante pero no es el todo. ¿Otros elementos importantes que tienen su relevancia? pues te puedo mencionar las cuerdas, si son metálicas, sintéticas o de intestino y dentro de esta categoría habría que distinguir el sonido entre las distintas marcas o secciones de diámetro de las mismas. Y no olvidemos que todo tiene que funcionar en conjunto. Existen instrumentos maravillosos que toleran mucho mejor un determinado tipo o marca de cuerda que otra. Luego también tenemos el arco y las cerdas. Cualquier violinista te probará el instrumento con dos tipos diferentes. El violín suena distinto dependiendo de quién lo toque, y no hablo de capacidad técnica del músico, sino de su forma de coger, presionar y manejar las cuerdas y el arco. Algunos luthiers comentan que sus realizaciones tienen su impronta personal, que “tienen su voz”. Esto es muy bonito (y comercial) pero ni lo creo, ni lo deseo. No pretendo ni busco que mis instrumentos tengan una voz “Josep Carbonell”, sino que cada uno de ellos sirva, lo mejor posible, al músico que lo posea, a encontrar y a expresar su propia voz. Cada instrumento tiene sus características y si me apuras podría decirte que su “vida propia” y hasta que no están perfectamente terminados y los pruebo, no sé realmente cómo sonaran. A veces les realizo cambios y ajustes posteriores pero siempre teniendo en cuenta que son matices lo que se puede cambiar, pero difícilmente la personalidad sonora propia del instrumento. Es más, hay algunos violines míos que no tendría ninguna dificultad en reconocerlos por su sonoridad y no me refiero respecto a los construidos por otros luthiers, sino respecto a los creados por mí, e identificarlos de forma precisa.

¿EN QUÉ PUNTO CONSIDERAS QUE DEJAS DE ENSAMBLAR PIEZAS DE MADERA PARA REALIZAR UN OBJETO, YA QUE ESE OBJETO ES UN INSTRUMENTO?
El sentimiento es que un instrumento no se acaba nunca. Pero necesitas terminarlo. Es necesario. Yo pruebo tres almas en cada violín El alma es un cilindro de abeto de cinco milímetros, que no va encolado sino a presión entre la tapa y el fondo. Es todo un símbolo entre nosotros porque es la última pieza que se coloca en el instrumento. Es difícil de colocar, es difícil de encontrarle el lugar adecuado. Tiene su lugar teórico pero cada realización “pide” su lugar especifico. Este pequeño cilindro tiene la función de conectar el sonido de la tapa con el fondo y viceversa, convirtiendo el objeto en una máquina sonora. Un ejercicio simple es lanzar algunas de estas almas encima de una mesa y observar con atención el sonido distinto que produce cada una. Pues bien, colocar de forma adecuada esta alma puede ser un trabajo laborioso y largo porqué las dificultades de ejecución son muchas. Es por este motivo que pruebo tres y no veinte. Aunque también es cierto que otros constructores no consideran necesario este paso y aceptan el resultado de la primera. Volviendo al origen de la pregunta, cuando está finalizado a nivel formal el instrumento, lo pruebo y compruebo que no existen notas apagadas, que no existen incompatibilidades de frecuencias, que el ajuste ergonómico es correcto. La finalización del instrumento es algo curioso porque al inicio realizas un trabajo que día a día ves progresar de forma evidente, pero cuando más te acercas al fi nal más imperceptibles se vuelven los cambios. Uno de los mejores ejemplos que podemos tener de la identidad propia de cada instrumento lo tenemos probando cinco violines de serie, como los fabricados en China de los que hablábamos antes. Ninguno suena igual. Y he utilizado la palabra “fabricar” porque en las factorías chinas no se construyen violines, sino que se fabrican, que es algo sutilmente distinto. Pues bien, ellos fabrican e incluso así, el sonido es distinto en cada instrumento.

¿NOTAS VARIACIONES DEL SONIDO DE UN VIOLÍN A LO LARGO DE TIEMPO?
El violín es un instrumento que soporta una gran tensión estructural. La tapa soporta 10 kilos de presión, unos 24 kg de tensión, sobre un grosor aproximado, cuyo máximo suele ser de 3,5 mm. Y todo ello conformando una estructura que pesa únicamente unos 400 gramos. Es por ello, que en los primeros días se pueden percibir cambios importantes de un día para otro. El barniz también tiene su importancia. Yo pruebo el instrumento sin ponerle el barniz, es decir, con el violín blanco.El sonido que produce te da toda la información necesaria para saber cómo será el resultado fi nal pero tiene un tono opaco y chillón a la vez. Entonces el barniz, si se hacen bien las cosas, le da claridad, nitidez, potencia, etc. Pero el barniz debe tener la difícil función de vestir el sonido pero no de encorsetarlo. Es más fácil de decir que de hacer.


¿SE PUEDE ADAPTAR EL INSTRUMENTO AL GUSTO SONORO DEL MÚSICO?
Para mí, no es esa la idea correcta. El músico tiene que tener en mente de forma clara el sonido que pretende. Debe imaginarlo y solo así podrá crearlo. Y a partir de allí, debe buscar el instrumento que se adapte al sonido que busca, a su sonido. Todos tienen sus características y es necesario que el músico y el instrumento estén en comunión. Pero la variación del alma del instrumento y las cuerdas da un cierto juego.


¿CUÁNTAS MENTIRAS SE DICEN SOBRE LOS STRADIVARIUS?
Me gustaría tener reunidos todos los artículos que he leído en periódicos y revistas sobre este tema. Casi todos dicen lo mismo, sin mucha variación. Siempre se habla del “secreto de los Stradivarius”. Existen dos preguntas típicas que todo el mundo hace a los luthiers: unas, sobre las maderas que utilizamos. Y otra, sobre el misterio de los barnices de Stradivari. Para mí, el gran secreto de Stradivari fue toda una vida centrada en un mismo objetivo. Si no hubiese sido luthier y se hubiese dedicado a otro tema, seguramente habría destacado en su campo. Con su espíritu insatisfecho de forma constante y su voluntad de superación personal consiguió realizar obras sublimes, que fueron valoradas de forma
justa ya en su época. Pero además, el azar hizo que naciera en el lugar oportuno y en
el momento oportuno: en la Cremona de mediados del XVII Y por último, tuvo una larga vida, muy por encima de los estándares de la época. Murió a los 93 o 95 años (no se conoce exactamente el año de su nacimiento) y estuvo trabajando hasta el último momento. Hay algún violín fechado el mismo año de su muerte, 1737. Una anécdota curiosa es que en las obras de sus últimos años, en las etiquetas de sus instrumentos, de su puño y letra, escribía su edad. Seguramente era una forma de expresar su orgullo por ser capaz de crear aquellas maravillas a su edad. En mi opinión personal, no creo que
existan grandes diferencias en cuanto a las cualidades acústicas de los Stradivari, al
lado de otros grandes maestros clásicos, como Guarneri del Gesú, Niccolò Anati, Rogeri, Bergonzi… Donde las diferencias se hacen notorias es en los acabados, en su nivel de acabado formal, en su cuidado del detalle, en la armonía exquisita de sus formas… son instrumentos bellísimos. Así pues, la combinación de talento, espíritu de superación y oportunidad, junto a una larga vida de trabajo son, para mí, las claves del “secreto de Stradivari”. Y cuando uno visita el museo de Cremona y ve algunas de las herramientas con
las que trabajaba el maestro, aún resulta más sorprendente su obra, teniendo en cuenta que de su taller salieron unos 1.000 instrumentos alcanzando, en todos ellos, un elevadísimo grado de calidad. También es cierto que Stradivari no trabajaba solo. De haber sido así, no hubiera podido construir la cantidad de instrumentos que construyó, En los talleres de entonces era habitual que trabajaran un grupo de alumnos y colaboradores que, en el caso de Stradivari y considerando la fama que adquirió ya en vida, probablemente sería un grupo cercano a 10 o 15 operarios. Lo que queda claro, viendo los instrumentos
que nos han llegado hasta hoy, es que en todos ellos se aprecia la privilegiada mano del maestro.

Josep Carbonell

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